domingo, 10 de julio de 2011

La Historia De La Cabaña


Estaba sentado en la oscuridad, oculto entre arboles y una pequeña montaña, que impedía que viesen a Roberto, el dueño de una cabaña en los pirineos, todas las noches no podía hacer otra cosa que coger el rifle porque el ruido se hacia mas intenso a cada pulsación que su cuerpo mantenía, cuando el ruido se hacia demasiado intenso, ni el mismo rifle le permitía sentir tranquilidad al ver aquel monstruo, con garras y profundas fauces atacaba sin cesar a cualquier animal vivo del bosque y cuando más indefenso fuese, mas fuerte agarraba, la oscuridad se ceñía mezclando la niebla el animal de grandes fauces se ensañaba contra los animales, Roberto se hallaba observando al horizonte cuando el sonido de sus aullidos empezaba a resonar ya en su mente, el miedo consumía sus entrañas mientras veía que el animal que manchado de sangre, cubierto todo su cuerpo de sangre. El animal enfadado se abalanzo contra Roberto, el cual fue despedazado como si un perro cualquiera se hubiese puesto en el camino del animal.

Años después le fueron siguiendo victimas, todos animales racionales, todos seres humanos. Tras décadas y décadas una de las familias de un pueblo cercano a las montañas pirenaicas decidió ir a aquella oscura cabaña, a la cabaña que albergaba al monstruo, preparado para asesinar, para destrozar la nueva familia que ahora había ocupado la cabaña, la cabaña de la muerte, la cabaña sangrienta, la familia Robinson se había situado ya en la cabaña, la misma había cambiado demasiado, pero había algo que no había cambiado, y eso era, sin duda alguna un cuadro, en ella se podía ver a un hombre de pelo oscuro, de pelo negro, un hombre de apariencia adinerada, su traje marcaba nobleza, al momento James Robinson dejo de mirar el cuadro, dando paso a una despedida dolorosa con su familia, tras decirle adiós a su familia, miro el cuadro, la sonrisa amarquesada de aquel cuadro había pasado a ser una cara de enfado en ese momento James sintió al animal correr por los alrededores, enseguida, saco una escopeta y fue corriendo tras él, al verlo su rostro de cazador experto, se apago siendo ahora un rostro frío, blanco, un rostro de muerto que se entre mezclaba con la niebla que allí reposaba, su escopeta se cayó al suelo quedando indefenso frente al animal, que todavía conservaba carne de su ultima pieza, despedazada y desangrado hasta la ultima gota, su mente se ennegrecía pensando en lo que aquel animal podía hacer con él, como podía tratarle, como un juguete se dijo para si mismo, mientras intentaba arrastrándose en sentido contrario al animal huir de él, escapar de su muerte una vez, tan solo una vez, el animal mirándole con cara de degustar su plato único, lo rodeo a gran velocidad, como si de un perro se tratase, pero era más que un perro decía para si mismo James, era un monstruo que podía hacer lo que quisiese con él, a pesar de lo mucho que pudo correr, tan solo pudo llegar a su puerta, allí vio el cuadro, el enfado había pasado por una cara de sátira justo al mirarlo con cara de exaltado y el mismo cuadro como si del diablo se tratase, se había puesto bocabajo, el animal atravesó la puerta, empujando al joven, James, a adentrarse en esa cabaña, en la cual los cristales, se habían roto y destrozado quedaban dejando huellas de lo que había sido en una vida anterior una confortable cabaña, un confortable hogar donde habían vivido generaciones y generaciones de familias huyendo del mismo mal, que podía encontrarse en el mismo hogar, cogió un trozo de madera y con la hoguera que había creado con la chimenea, lo prendió, el animal se encontraba en el interior y como si supiese las intenciones del joven, dejo los rodeos y tratándose de una pieza única por el pensamiento al que había llegado se abalanzo contra él y desgastando toda su fuerza, comenzó a destrozarle lo que era sus brazos y dejando caer la antorcha, produciendo el incendio que a pesar de matarlo a él, pudo matar a la bestia que habitaba en aquella cabaña, que habitaba en aquel cuadro, que habitaba en el interior de las almas que había arrebatado.

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